SINOPSIS
Película rodada en un solo plano secuencia a tiempo real.
Mauro vive con su pareja una vida acomodada y sin problemas. El problema
surge cuando una mañana ella decide marcharse de casa y abandonarlo.
Ella le reprocha su pasividad, su vida indolente y sobre todo la falta
amor que existe entre los dos. Mauro no puede entender cómo puede desaparecer
de su vida alguien que lo ha sido todo para él, alguien a quien ama,
alguien que lo mantiene económicamente mientras él trata de abrirse
paso en el mundo del diseño gráfico. Sin embargo es consciente de que
a partir de ese momento muchas de las cosas que ocurren en su vida
van a cambiar.
Rodada en escenarios reales y a tiempo real, la cámara sigue durante
una hora y cuarto a tres personajes en un momento importante de sus
vidas en el que saben que van a cambiar su punto de vista respecto
al mundo que los rodea pero no saben qué rumbo van a tomar ni cuál
será su destino final.
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DOCUMENTACIÓN
EL PRIMER SILENCIO: UNA
PELÍCULA QUE FLUYE
Así como los campos de color de la pintura abstracta norteamericana
parecen fluir y escaparse más allá de los límites del cuadro, así quería
que fluyera la vida en mi primer largometraje, una película que comienza
justo antes de la mágica palabra Rodando y que termina una
vez se ha dado por buena la toma.
La idea de hacer confluir vida real y vida cinematográfica de una forma
intensa fue la que más me obsesionó desde que concebí el filme. Quería
que los actores se integraran perfectamente en sus papeles, y que al
mismo tiempo dejáramos una buena parte de los acontecimientos al azar,
de ahí que los personajes salgan a la calle, o también la inclusión
de un animal doméstico o el continuo subir y bajar de escaleras, que
aporta algo de tensión a los personajes.
Al principio algunos de los actores se sentían un tanto desamparados,
sin guión, sin planificación de la película (no sabían que iba a rodarse
en un sólo plano) y sólo con unas rudimentarias notas en lo que se
refiere a sus personajes. Sin embargo ensayo tras ensayo se fueron
introduciendo en los personajes, dándoles vida y verosimilitud, hasta
que finalmente hicieron unas muy buenas recreaciones de ellos y disfrutaron
interpretándolos.
Sólo con una cámara HDV y un micrófono nos lanzamos a rodar y es que
pienso que la realidad no necesita mucho más para ser plasmada. La
intensidad de la historia, la forma de interpretar a esos personajes
en un momento crucial de sus vidas se correspondía con la intensidad
con la que yo había vivido episodios similares a los que se narran
en la película. En particular, la secuencia de Inés me había ocurrido
hacía un par de años y todo cuanto sucedió lo escribí a modo de página
de un diario y se lo envié a una amiga. Ella me dijo que podía escribir
un relato con esa historia, pero no me pareció conveniente mostrar
la triste decadencia de una antigua compañera del colegio. Hoy sin
embargo lo veo de otra forma, y así también lo observó la actriz que
la interpreta (Paula Bares): Con esta película se narra la historia
de alguien que se encuentra en lo más profundo de un pozo y que sabe
que por muchas manos que la ayudan, no va a salir nunca de él.
Tras esta película he entendido más que nunca que el cine puede plasmar
la realidad tal cual es, sin ambages ni medias tintas, sin tópicos
recurrentes ni códigos preestablecidos, sin diálogos pretenciosos ni
situaciones inverosímiles, un fragmento de vida como un todo cinematográfico.
Ahondar un poco más en las propuestas cinematográficas que han abordado
este tema como el cinéma vérité o el movimiento Dogma e ir un poco
más allá: aún queda un campo muy amplio y rico por descubrir.
Así que después de esto sólo me queda por decir: Qué fluya la vida.
EL
ESCENARIO
La división entre interior y exterior de las películas clásicas se
difumina aquí completamente: los personajes entran y salen de la casa,
se pasean por el barrio, se sientan, entran en una cafetería y el escenario
de la película es el mismo barrio en el que transcurren sus vidas.
La casa del protagonista era mi propia casa que la modificamos el director
artístico (Luis Linares) y yo para adaptarla a la casa de una pareja
con planteamientos vitales completamente opuestos: la parte de Mauro
es caótica y desordenada, la de Clara en cambio está ordenada y limpia.
Incluso sus nombres son opuestos.
Fuera de la casa se encuentra el espacio de lo imprevisible: ruidos,
gente, músicos, la vida en definitiva.
Me pareció atractiva la idea de rodar una cafetería desde la calle,
como si estuviéramos mirando un cuadro. Sin embargo este distanciamiento
se rompe cuando los protagonistas salen de la cafetería y parece que
salten del cuadro para ocupar el espacio que antes ocupaba la cámara – espectador.
Los músicos anónimos de la calle aportaron esa idea de espontaneidad
que buscaba e incluso los temas que tocan tienen implicaciones expresivas
para la película. Al principio me disgustó que estuvieran, en el fondo
quería calles silenciosas y tranquilas pero luego he de decir que me
gustó su aparición, ese trozo de vida era así y no se puede cambiar.
LOS
PERSONAJES
Los tres actores tuvieron el mérito de trabajar desinteresadamente
para una obra cuya metodología y autor desconocían completamente. O
tal vez fue esta extraña propuesta la que les motivó a participar.
MAURO, Javi
Velasco
Los múltiples matices del personaje hacen que Mauro pase de lo tierno
a lo ridículo en apenas unos segundos. Y es esta contradicción la que
subyace en él durante toda la película. Para Mauro su vida cómoda y
segura desaparece en un abrir y cerrar de ojos y desde el momento en
que se levanta hasta que se vuelve a acostar han cambiado muchas cosas
para él... casi todas.
Javi Velasco supo entender desde el principio la complejidad del personaje
y ambos optamos por mostrarlo como alguien pasivo, ridículo por su
forma de dejarse arrastrar por las circunstancias. Gracias a su peculiar
sentido del humor, el personaje se enriqueció con detalles entre la
sonrisa y la pena, pero sobre todo ha sabido interpretar el profundo
sentimiento de soledad que invade a los que dejan de ser amados.
INÉS, Paula
Bares
Inés es el personaje más fuerte y al mismo tiempo el más hundido. Paula
y yo no queríamos un personaje patético y hundido como suelen aparecer
los personajes de su condición, al contrario, lo dotamos de un pasado
y un cierto bagaje cultural. Por un lado sus precarias condiciones
en su infancia la apartaron del mundo; por otro lado ella misma resbaló y
desde entonces no ha podido levantarse. De nuevo otro personaje complejo
y contradictorio, como somos todos en el fondo.
Paula realizó una interpretación excelente y se dejó la piel en ello.
Al igual que la protagonista, acabó rota y exhausta, supongo que debió sentir
por ella esa extraña fascinación que causan los personajes que se encuentran
en una situación límites: atractivos a priori pero muy difíciles de
llevar a cabo de manera verosímil.
CLARA, Estela
Muñoz
El personaje más frío no es en realidad el más seguro de la trama,
al contrario. Cuando Clara toma la firme decisión de marcharse sin
haberle dicho nada a Mauro ha construido en su mente todos los acontecimientos
que van a ocurrir pero no ha contado con el factor humano: ella misma.
Estela y yo trabajamos el personaje en dos tiempos: primero su seguridad
a la hora de tomar decisiones, incluso cierta frialdad; después sus
dudas, pero al mismo tiempo la aceptación de la consecuencias de su
decisión. A partir de ahí nació Clara que a pesar de su nombre se va
introduciendo poco a poco en varios caminos oscuros.
CUADROS
Y LIBROS
Los cuadros y los libros forman ese bagaje de objetos que nos acompañan
en varios momentos de nuestras vidas y que les dan un significado especial,
así por ejemplo, Clara introduce en la maleta El tambor de hojalata mientras
que Mauro hojea La despedida de Kundera. Esas obras literarias
sueltas no parecen tener ningún poseedor, al contrario, circulan libremente
entre las personas por relaciones de afecto y amistad. Cuestión distinta
sucede cuando esa obra es única e irrecuperable como un cuadro: ¿de
quién puede ser un cuadro al que dos personas le profesan un gran afecto
y se consideran como los legítimos propietarios del mismo? Es en ese
momento en el que se desencadena la tragedia, cuando cada uno pretende
apropiarse de los sentimientos del otro a través de una obra de arte
que forma parte de un pasado común. El cuadro de la discordia permanece
omnipresente a lo largo de toda la historia hasta que al final ambos
protagonistas luchan por él y es en ese momento en el que se dicen
las peores cosas. Cuando comenzamos a ensayar, el cuadro no tenía dueño,
simplemente le dije a los actores que improvisaran y solucionaran la
situación mediante sus interpretaciones. La solución del primer ensayo
fue la que seguimos hasta el final.
Escogí a Ester Rodríguez – Ro por el enigmático uso de la abstracción
y la tipografía en sus obras. Previamente había realizado un retrato
de una enorme tristeza, Valentina, que me recordó muchísimo
al rostro de Estela Muñoz, lo cual le daba un significativo muy emotivo.
Ella realizó dos cuadros para la película: M, el objeto de
la discusión entre Mauro y Clara y El primer silencio que
es el cartel del filme.