SINOPSIS
EN PRIMERA PERSONA
Comencé a rodar esta película cuando me di cuenta de que perdía a mi
madre en mis brazos. A partir de ese momento, mi percepción del mundo
cambió sustancial-mente: mi relación con la familia, con la pareja
y el resto de relaciones sociales nunca volvieron a ser las mismas.
Sentí que necesitaba investigar sobre mi pasado familiar, repensar
mi presente y mirar el futuro de otra manera. Mi estado de ánimo estaba
en suspenso. Mi vida se encontraba en una pausa que solo pueden conocer
los muertos.
EN TERCERA PERSONA
El cineasta Samuel Sebastian viaja a Sevilla para visitar a su madre,
la pintora Ester Rodríguez - Ro, que se encuentra gravemente enferma
de cáncer. Juntos, rememoran la vida de los dos y reflexionan sobre
la vida y la muerte. Al mismo tiempo, Samuel Sebastian recorre los
paisajes de su memoria familiar, recomponiendo el puzzle de un pasado
que no ha llegado a entender del todo.
DOCUMENTACIÓN
LA PAUSA DE LOS MUERTOS
por MIREIA GONZÁLEZ TORRIJOS,
periodista
¿Qué pasa cuando perdemos a una persona querida? El camino que recorremos
es tan oscuro que una vez levantamos la cabeza de él no queremos ni
volver a recordarlo. El vacío, la sensación de traición que podemos
llegar a sentir,… traición de la vida por seguir como si nada hubiera
pasado cuando, en verdad nos hemos vuelto meros autómatas que siguen
aparentando vivir solamente por inercia. Somos la sombra en un día
nublado de nuestra verdadera persona porque uno de los pilares que
nos sujetaban ha desaparecido. ¿Cómo vamos a volver a ser lo que éramos?
No se puede. No se puede volver atrás. Pero se puede ir hacia delante.
Samuel Sebastian nos muestra este camino oscuro que él mismo recorrió durante
y después de la muerte de su madre, la pintora Ester Rodríguez-Ro,
en un derroche de ternura y nostalgia. Dividida en dos partes que discurren
en paralelo, el cineasta hace un recorrido por sus recuerdos y sus
raíces a la vez que nos muestra sus últimos momentos y conversaciones
con su madre. La película está llena de pequeños detalles que llenan
la vida cotidiana y que se hacen tan presentes cuando llega este vacío
que provoca la muerte del ser querido: los sonidos de la casa como
el de una lavadora, el de un reloj,… Nos da un paseo por Valencia,
la ciudad que le ha visto crecer, que nos deja un sabor agridulce por
los espacios completamente vacíos con los que nos encontramos.
La división más clara visualmente hablando, es la cromática. El color
solamente está presente en sus recuerdos y en las escenas con su madre,
el resto, el presente está en blanco y negro. Con la intención de hacer
más significativo el camino a recorrer para aceptar la ausencia, esta
parte en blanco y negro nos muestra las imágenes más bonitas de todo
el film. Y quizá son las más bonitas por la carga nostálgica que Samuel
Sebastian consigue otorgarles.
El ritmo pausado de la película, como su propio nombre indica, nos
ayuda a ser testigos de este recorrido que tan familiar nos es y que
tanto evitamos recordar, pero que es necesario hacer para cerrar el
ciclo, la etapa y poder seguir, porque al fin y al cabo a esa persona
siempre la llevamos con nosotros, en nuestras facciones que son las
suyas, en nuestros ojos que la memorizaron, en nuestras manos que la
tocaron y en nuestros recuerdos que la perpetuarán por siempre.
ÚLTIMAS
PALABRAS POR SAMUEL SEBASTIAN
Hacer La pausa de los muertos ha costado más de cuatro
años en los cuales ha habido una gran cantidad de versiones de guión,
de montajes y de material desechado. También ha habido una evolución
personal y, sobre todo, una obsesión por transmitir emociones en cada
una de las secuencias. Es fácil transmitirlas cuando te encuentras
ante el abismo de la muerte, porque su forma atractiva - repulsiva
hace que te tapes los ojos al mismo tiempo que no quieres dejar de
mirarlo, pero es más difícil cuando abres tu pasado y destapas las
miserias que han impregnado tu vida.
La pausa de los muertos es un documental en el que el arte
juega un papel fundamental: el arte eterno, el imperdurable, se encuentra
contrapuesto al efímero, a la representación de la vida ante un público
inexistente. Es cierto que hacemos arte y disfrutamos de él para olvidarnos
de la brevedad de nuestra existencia, pero también es cierto solo mediante él
podemos reflexionar con lucidez sobre ello.